Sus pies comenzaron a escurrirse por entre medio de las nubes, comenzó a caer....pero como era posible!! nunca antes le había ocurrido, él solía deslizarse flotando, decidió abrir sus alas para poder volar de nuevo hacia arriba, pero de pronto se dio cuenta, sus alas ya no estaban!!
Cuando despertó estaba sentado en el banco de la parada de uno de esos cacharros enormes que recorren la ciudad, transportando personas de un lado para otro, como les llamaban? -estaba demasiado aturdido para acordarse- y allí estaba en medio de algún lugar (del que solo Dios debía tener constancia) y rodeado de gente a la que no había visto jamás.
No se atrevió a subir en el bus, -eso era bus!! así lo llamaban los humanos- tenía que pensar que era lo que lo había llevado hasta allí y lo peor como conseguiría volver a Allí Arriba sin sus alas.
Lo primero que recordó fue que Benjamín, el niño al que Él le había asignado, se le había vuelto a escapar, sólo se había despistado un momento y zas! de repente no sabía a donde había ido, a causa de ello Él le había dado una buena regañina, le había dicho que así jamás conseguiría sus alas, y que si de verdad las quería debería de hacer un esfuerzo por entender y ayudar a los humanos, y no usarlos solo como medio de conseguir un fin.
Moses irritado contestó que él hacía todo lo posible por proteger al pequeño, pero que el niño estaba malcriado por sus padres y él no podía hacer nada al respecto, que un humano tan pequeño nunca podría oírle, porque era un ser inferior y con una inteligencia poco desarrollada.
Era un caso perdido! y pidió que le asignasen otro protegido.
Esa fue la última conversación que tuvo con Él, por eso debía de haberlo castigado, pero enviarlo a la tierra!!...estaba desconcertado, que debía de hacer ahora, así que pensó que si la culpa de que lo hubiesen puesto de patitas en la tierra, tenía que ver con aquel humano malcriado, la respuesta de como volver Arriba sería a través del niño.
Y fue así como se puso en camino a casa de Benjamín.
Cuando despertó estaba sentado en el banco de la parada de uno de esos cacharros enormes que recorren la ciudad, transportando personas de un lado para otro, como les llamaban? -estaba demasiado aturdido para acordarse- y allí estaba en medio de algún lugar (del que solo Dios debía tener constancia) y rodeado de gente a la que no había visto jamás.
No se atrevió a subir en el bus, -eso era bus!! así lo llamaban los humanos- tenía que pensar que era lo que lo había llevado hasta allí y lo peor como conseguiría volver a Allí Arriba sin sus alas.
Lo primero que recordó fue que Benjamín, el niño al que Él le había asignado, se le había vuelto a escapar, sólo se había despistado un momento y zas! de repente no sabía a donde había ido, a causa de ello Él le había dado una buena regañina, le había dicho que así jamás conseguiría sus alas, y que si de verdad las quería debería de hacer un esfuerzo por entender y ayudar a los humanos, y no usarlos solo como medio de conseguir un fin.
Moses irritado contestó que él hacía todo lo posible por proteger al pequeño, pero que el niño estaba malcriado por sus padres y él no podía hacer nada al respecto, que un humano tan pequeño nunca podría oírle, porque era un ser inferior y con una inteligencia poco desarrollada.
Era un caso perdido! y pidió que le asignasen otro protegido.
Esa fue la última conversación que tuvo con Él, por eso debía de haberlo castigado, pero enviarlo a la tierra!!...estaba desconcertado, que debía de hacer ahora, así que pensó que si la culpa de que lo hubiesen puesto de patitas en la tierra, tenía que ver con aquel humano malcriado, la respuesta de como volver Arriba sería a través del niño.
Y fue así como se puso en camino a casa de Benjamín.
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