miércoles, 18 de marzo de 2009

La vida de Moses (el ángel caído) cap. 4


Cuando llevaba un rato caminando, ahora ya seco por el Sol que brindaba un agradable calor, se dió cuenta de que el lugar donde se encontraba le era familiar.....Ah!, pensó, era el colegio de Benjamín, lo había acompañado muchas mañanas, -bueno las que el niño decidía no faltar y escaparse al parque a tirar piedras a los pobres patos o a jugar con los demás niños que tampoco asitían a las clases del día-
Decidió que esperaría hasta que el pequeño saliese, y luego le explicaría su situación, de algún modo el podría ayudarle, pues él era el motivo de que lo hubiesen enviado allí abajo.
Pasaron las horas, y se descubrió pensando que el tiempo allí abajo pasaba muy muy lentamente, ahora entendía porque algunos humanos solían desesperarse tan a menudo ante tan larga espera.Por fin sonó lo que parecía una campana, y un alud de niños frenéticos por escapar, aparecían por la gran puerta de entrada del colegio, y allí entre tanto uniforme azul oscuro y mochilas de colores estaba el niño, decidió encaminarse rapidamente hacia él, pero cuando estaba a unos pocos metros algo lo frenó, allí estaba el chófer de los Ruíz, así se llamaba la familia de Benjamín, Moses sabía muy bien que le habían prohibido acercarse a ese humano, eso era algo que Él tenía pendiente, y Moses nunca se inmiscuía en sus asuntos, después de todo Él era el todopoderoso.
Decidió que lo mejor era seguirlos y esperar a que el niño estuviese solo, para poder hablar con él tranquilamente.Pero cayó en la cuenta de que no podría seguirlo a menos que pudiese correr tanto como un coche, miró al cielo y pidió un poco de ayuda, al momento notó algo en el bolsillo de su pantalón, era una llave, y sabía muy bien de que se trataba, al menos algo bueno iba a sacar de aquella aventura, miro al final de la calle y la vió, una moto, la última ducati sport 1000 s, rojo pasión y 1000 cc en el corazón....Moses sabía tanto de motos, era lo que más le gustaba de allí abajo, ver correr a los pilotos de motos, era como tener alas en la tierra, hubiese dado las suyas por montar una sola vez, y ahora no solo tenía la oportunidad si no que no tendría que ofrecer nada a cambio, sin dudarlo corrió hacia la preciosa ducati y se montó, cogió velocidad hasta que estuvo tras el coche de la familia Ruíz.

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